"BIENVENIDO"

No es fácil decir estas palabras:

BIENVENIDO (A) GRACIAS POR SU VISITA.

Sabemos que si nos visitas es porque compartimos el mismo duelo: La partida de un hijo (a) (s).

ESTE ESPACIO FUE CREADO COMO UN LEGADO DE AMOR y ES PARA COMPARTIR "Un Proceso para la Transformación del Dolor en Crecimiento Existencial".

PEDIMOS AL CREADOR QUE ALGUNA DE LAS PALABRAS QUE LEAN, EN ÉSTE, LES AYUDE Y LES DE ALIENTO PARA CONTINUAR:
" AMIGA (O) DEL CAMINO, UN ÁNGEL NOS UNE".

(Si tienen algún comentario, les invitamos a realizarlo, en la parte de los comentarios o en los foros, accediendo a través de los links)

http://padresenduelounangel.foroactivos.net/forum

http://boards5.melodysoft.com/Padresenprocesodeduelo/1.html

A DONDE IR:

7 PASOS PARA LLEVAR UN PROCESO EN EL DUELO: Proceso de Duelo

Compartimos nuestros Testimonios y experiencias vividas: Compartiendo nos ayudamos mutuamente, ya que, como personas que estamos viviendo el duelo por la muerte de nuestro hijo (a). Es precisamente ayudando a un hermano que sufre donde se encuentra la respuesta. FORO - CHAT(REGISTRARSE/MIEMBROS):

http://padresenduelounangel.foroactivos.net/f10-nuestra-experiencia-vivida

RECUERDOS FAMILIARES: https://sites.google.com/site/nuestroangelnosune/

Buscar en este blog

martes, 5 de julio de 2011

El miedo y el dolor ante la muerte - Víctor H. Palacios Cruz Boletín Renacer - Nº 134

Hace ya un tiempo que medito, con mis alumnos de Estudios Generales en el apacible campus de la Universidad de Piura, el esquivo y delicado tema de la muerte. En cada semestre -pues la presión de transmitir unas ideas las ensancha imprevisiblemente, más allá del guión preparado a solas- aparecen nuevas consideraciones y avanza, sin llegar nunca a su límite, una reflexión filosófica de la que hago aquí unos breves y rápidos alcances.

La muerte -serena, súbita, agónica, casual, infame o heroica- irrumpe en el estrecho círculo de nuestras atenciones bajo la forma de una noticia. Pronto, la curiosidad irresistible del observador la despoja de su aspecto meramente informativo para extraer su condición de fenómeno bajo la pregunta "en qué consiste físicamente". Por fin, en tercer lugar, la muerte se destaca por encima de las explicaciones estrictamente fisiológicas para revelar su contundente dimensión de acontecimiento. La interrogante es, entonces, "qué significa en sí mismo este final irreparable", es decir, "adónde va el difunto" y "qué quiere decir su partida a los sobrevivientes".

Desde otro ángulo de mirada, en estos tiempos de una extrema distancia entre las personas y el mundo, puesto que entre ambos se interpone el brillo voluble de un monitor, la muerte estadística -la de las hambrunas del África o los accidentes de tráfico en la sierra peruana- se vuelve sorpresa y devastación cuando es el deceso de los más cercanos, y enigma aterrador cuando, al fin, por la enfermedad o la edad, debe asumirse cabalmente en primera persona. Recién en tal momento se comprende su radicalidad y se acepta su incomprensibilidad. Recién entonces, como diría Yukio Mishima, se prueba la resistencia del metal del que cada uno está hecho.

El hombre es el único viviente que sabe de su muerte. Sólo él hace de su final una anticipación -angustia o expectativa- y un elemento integrante de su propia vida. De hecho, es más una preocupación de los que seguimos aquí que de los ya ausentes. Sin embargo, por ello mismo, racionalmente nada puede decirse con relación a lo que haya más allá del misterioso último instante. No hay experiencia de la muerte; por eso no sólo todos somos aprendices en ella, sino que escapa a toda descripción y a toda imaginación. En este sentido, la certidumbre de ser para la muerte -que defendía el gran filósofo alemán Martin Heidegger - es incapaz de proporcionar pruebas convincentes. Del mismo modo, ignorar deliberadamente el final inexorable es como vivir distraídamente y más bien su incorporación en el horizonte personal fortalece y otorga sabiduría (principalmente aquella versión socrática según la cual saber es advertir nuestro no saber).

Sin duda, es legítimo el horror que inspira su trance físico, pero es todavía mayor el que suscita la ignorancia de lo postrero y en particular el temor de la desaparición del yo. Si la muerte intimida terriblemente es porque el ser quiere ser, la vida anhela no dejar de vivir. El yo se constituye de recuerdos, deseos y vínculos, todo lo cual teme llegar a perder. ¿En qué medida, cabe preguntarse, el puro afán de perennidad o los lazos del amor -como sugieren Platón, San Agustín, Pascal y Levinas- apaciguan el alma ante la inminencia de lo irreparable?

De otro lado, la mortalidad es un rasgo sin el cual la vida humana se desdibuja irreconociblemente. En efecto, en la carencia de un límite -aunque mors certa, hora incerta-, el tiempo de la existencia se dilata indefinidamente y las horas que tenemos entre manos resbalan con indolencia, carentes del valor de su irrepetibilidad. En suma, la vida se priva de su característica dramaticidad. Por lo tanto, la conciencia de la muerte se hace conciencia de la vida: de la fugacidad y la irreversibilidad de los días, de la contingencia y la fragilidad que sostienen la existencia, de la pequeñez en que está inmersa la inmensidad de lo humano.

La evidencia del final suscita una irreprimible melancolía que impregna la percepción de todo lo vivido, según las memorables coplas de Jorge Manrique. "Vivimos como en permanente despedida", añade Rainer María Rilke. No obstante, al disiparse la primera bruma de aflicción queda la preciosidad del instante, la urgencia del carpe diem. Es la certeza del plazo acotado lo que apresura al vivir en la conquista de su propio valor. Implícitamente o no, la muerte pone en marcha la vida de cada uno, en tensión hacia alguna forma de plenitud. No sólo se desea ser feliz, sino que se procura serlo porque el tiempo no cesa. Pero, por una parte y como dice Sabato, "la vida se hace en borrador y no nos es dado corregir sus páginas", y por otra, la muerte no avisa y suele interrumpir el camino apenas emprendido. Entonces, ¿la muerte hace absurda la existencia, puesto que la moviliza en dirección de lo que ella misma impide? Quizá lo preciso no sea abandonar el proyecto de la felicidad, sino corregir su planteamiento. La condición humana -tensa entre lo puro y lo mezquino, entre lo terrestre y lo celeste- sitúa la felicidad no en la realización, siempre incompleta además, sino en la búsqueda, el esfuerzo, la tenacidad.

La revelación del final deviene ética, pues, como enseñan las películas de Kieslowski, lo importante no es alcanzar la dicha sino agotarse detrás de ella. El hombre nunca está quieto, siempre insatisfecho, pues "nunca es el que es sino el que quiere ser", según palabras de Octavio Paz. Así como la sabiduría está no en la posesión del sentido sino en su interminable exploración y la fortuna de los pueblos no en su justicia perfecta sino en su aspiración constante a ella, la plenitud individual reside no en la dicha consumada -tampoco en la pura intención- sino en la propia actitud, erguida y tranquila a la vez, ante la imperfección de los resultados. (No habitamos el reino de lo absoluto.) En esto consiste justamente la dignidad de la vida.
Por tanto, el morir es sombra inexpugnable y al mismo tiempo intensa luz que alumbra nuestra verdadera situación.

El autor es profesor del Departamento de Humanidades de la Universidad de Piura.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Has tenido la perdida de un hijo? Este espacio es para compartir nuestras experiencias, testimonios y anecdotas de nuestros seres amados. Así mismo puedes compartir alguna reflexión acerca del PROCESO DE DUELO...

Padres en Proceso de Duelo es un espacio para compartir...

Te invitamos a formar parte de esta Comunidad de ayuda mutua, para Padres en Proceso de Duelo; nos une la pérdida de uno o más de nuestos hijos, así mismo aquellos hermanos, familiares que comparten con nosotros está nueva e inevitable, etapa de nuestra vida, porque después de ésto la vida nos cambia y queremos que sea para ser mejores seres humanos... y aprendamos a compartir todo...empezando por el dolor... hasta la forma como nos estamos recuperando.

Padres en Proceso de Duelo es un espacio para compartir, hablar, reflexionar y escribir nuestras experiencias vividas hasta el día de hoy...el mañana el tiempo lo dirá...

En Padres en Proceso de Duelo te proponemos un "Un cómo hacerlo" a través de 7 niveles de "Crecimiento Existencial y transformacíón del dolor"

Sabrás...


Sabrás del dolor y de la pena de estar con muchos, pero vacío...
Sabrás de la soledad de la noche y de la longitud de los días...
Sabrás de la espera sin paz y de aguardar con miedo...
Sabrás de la soberbia de aquellos que detentan el poder y someten sin compasión...
Sabrás de la deserción de los tuyos y de la impotencia del adiós...
Sabrás que ya es tarde y casi siempre imposible...
Sabrás que eres tú el que siempre da y sientes que pocas veces te toca recibir...
Sabrás que a menudo piensas distinto y tal vez no te entiendan...

Pero sabrás también:

Que el dolor redime...
Que la soledad cura...
Que la fe agranda...
Que la esperanza sostiene...
Que la humildad ennoblece...
Que la perseverancia templa...
Que el olvido mitiga...
Que el perdón fortalece...
Que el recuerdo acompaña...
Que la razón guía...
Que el Amor dignifica...

Porque lo único que verdaderamente vale es aquello que está dentro de ti, y por encima de todo esta Dios.

"Descubrelo y así hallaras la verdadera Paz"

Les prestaré a uno de mis hijos...



El Señor dijo:

Les prestaré a uno de mis hijos durante algún tiempo, para que lo amen mientras viva y lo lloren cuando muera. Pueden ser seis o siete años, o veintidos o veintitres.

Pero ¿Podrán cuidarlo por mi hasta que yo lo vuelva a llamar?Les alegrará con sus encantos, pero su estancia será breve.

Tendrán sus hermosos recuerdos como consuelo para su dolor.

No puedo prometerles que se quedará, ya que todo lo de la tierraregresa.

He buscado por todo el mundo verdaderos maestros y, de las multitudes que llenan las filas de la vida, Yo los he elegido a ustedes.

Le darán todo su amor sin pensar en lo infructuoso del esfuerzo.

Tampoco me odien en el momento que vaya a llamarlo, a traerlo nuevamente conmigo.

He creído escucharles decir:"Querido Señor, hagase tu voluntad. Por toda la alegría que tu hijonos traerá, correremos el riesgo del sufrimiento.

Lo abrigaremos con ternura, lo amaremos mientras nos permitas y, por la felicidad que hemos conocido, siempre te estaremos agradecidos... Pero, si los ángeles lo llaman mucho antes de lo que deseamos, soportaremos la amarga pena y trataremos de entender"

"GRACIAS SEÑOR POR LA OPORTUNIDAD QUE TUVIMOS DE TENERLOEN NUESTROS BRAZOS, HABERLO PODIDO BESAR Y DECIRLE CUÁNTO LO QUEREMOS"

Gracias por su visita!! Esperamos que esta página le ayude en su Proceso de Duelo.

Visitantes